El infinito checklist de las tareas

Los que me conocen, saben la sensación maluca que me producen las deudas, me gusta estar al día con mis pendientes y esto al parecer no es algo que combine muy bien con la forma en que funciona hoy la vida (o bueno, al menos esa vida acelerada propuesta por los dispositivos y la tecnología).

Nunca pude sentirme a gusto en el twitter porque se me convertía en una cascada interminable. Amaba en algún momento la sensación de poder estar “al día” con mi Facebook y haber visto “todo” lo que había sido publicado, pero me agobiaba una red en donde cada minuto saltaban millones de Twits y nunca había terminado de comerme todo lo que estaba dispuesto.

Luego con el tiempo entendí que la vida funciona exactamente igual, que nunca puedes (así quieras) comerte todo lo que tiene el mundo para ofrecerle a tus sentidos, nos toca volvernos selectivos, elegir qué queremos saborear, disfrutarlo intensamente, y asumir que la naturaleza de esta vida es limitada, a pesar de que seamos seres infinitos.

QUERERNOS COMER EL MUNDO

A lo mejor todo está conectado con la función sexual, a lo mejor nuestro psiquismo disfruta con integrar lo bello y lo delicioso que hay afuera, bien sea a través del sexo, del arte, de la comida, o de cualquier acto que nos permita sentir que nos apropiamos del objeto que deseamos.

Es como si olvidáramos que somos universos infinitos, e intentáramos compulsivamente integrar todo cuanto olvidamos que ya es parte de nosotros – pero ojo, a lo mejor no a todo el mundo le pasa, ni piensa esto que yo digo aquí, tal vez solo es que mi esencia excesivamente inquieta sufre constantemente por querer ir montando bicicleta, dibujando, leyendo, trabajando, compartiendo con amigos y arrunchado con Caro, todo a la misma vez -.

PERDERNOS ALGO O DEJARLO IR EN PAZ

Me estoy sintiendo muy cansado con la cascada interminable de notificaciones que nunca se acaban en mi celular y en mi cabeza, sin embargo, siempre está la posibilidad de verlo como un – Me lo perdí – o también podemos asumirlo como un – elijo dejarlo pasar -. Me encanta la idea de podernos perder algo, de no saber todo lo que está pasando en todas partes del mundo a toda hora.

Este Goodies y este escrito, tienen que ver con la visión de la vida en forma de tareas, pero también con el hecho de poder dejar algunas notificaciones sin resolver, algunas cosas simplemente sin hacer, algunas tareas sin chulear.

VIVIMOS LA VIDA EN MODO “NOTIFICACIONES”

Trasladamos las notificaciones de “pendientes” que salen en el celular a la vida misma, nos la pasamos con una lista interminable de:

– Tenemos que salir en estos días

– Vayamos a comer con la familia

– Salgamos a rodar en bici

– Me tengo que leer ese libro

– Hagamos ese viaje

… todo se convierte en una deuda irresuelta.

Durante màs de 15 años de psicoanálisis trabajé el asunto de las deudas, y siento qué tal vez no lo termino de resolver, aún sigo dejando que todo, incluso lo que debería darme placer, se me convierta en una tarea que resolver en mi checklist, algo que sencillamente se debe pagar y dejar a paz y salvo.

QUIERO HACER, SIN VERLO COMO UNA TAREA

No quiero decir que comer con la familia, verse con los amigos, trabajar o tomarse una cerveza sea algo malo, es solo un asunto de función, ¿disfrutamos y estamos en paz con lo que elegimos? ¿Estamos en paz con aquello a lo que renunciamos cuando elegimos algo? ¿O vemos todo lo que hacemos como una obligación y un deber ser?

¿A QUÉ PUNTO VOY?

Quisiera terminar este mensaje diciéndoles que tengo una respuesta, mi redactor publicitario se empecina en que es necesario terminar los textos ofreciendo algún tipo de remedio mágico con un precio justo, pero no, esta vez no es el caso, este no es uno de mis anuncios, esta es solo una reflexión invitando a fijar la mirada en algo que considero importante.

NO HAY CERTEZAS, NO HAY TAREAS, NO HAY DESTINO, NISIQUIERA SABEMOS SI MAÑANA ESTAREMOS EN ESTE PLANETA, hago este dibujo solo para recordarme algo a mí mismo, la sensación de todo lo que “hay por hacer” no es más que una creación narcisista del propio ego, hace un tiempo cuando escuché por primera vez la frase que NO HAY QUE HACER NADA, lo tomé como un insulto personal contra mis metas y mis afanes, una frase dicha quizá por algún irresponsable, pero luego cuando conecté con ella, descubrí que era profundamente liberadora y sanadora, y hoy voy en un ejercicio de tratar de “hacer menos”.

Y bueno, aunque estoy muy lejos de interiorizar esta frase y poderla decir verdaderamente desde mi corazón, ahí voy en ese camino e invito a quienes se quieran sumar, vayamos ahí poco a poco tratando de soltarnos, de ver más atardeceres en calma, de disfrutar acostados en la cama sin hacer ni mierda, vinimos a ver, a vivir y a contemplar, no solo a chulear tareas y desaparecer notificaciones. AMÉN.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *