Por estos días he estado feliz los podcasts de “El Topo”, para que los busquen si depronto los quieren escuchar en Spotify, este dibujo está inspirado en un capítulo con el psiquiatra Nacho Vergara, llamado “En camino a no ser nadie”. El nombre del podcast me llamó mucho la atención, porque ha sido un tema que he venido estudiando desde hace algunos años cuando conocí la meditación, el yoga y también algunos textos budistas, eso de “todo sufrimiento humano es causado por el apego” me sedujo hace ya varios años y me hizo pensar que de verdad estamos muy aferrados con uñas y dientes a este personaje que creemos ser en esta vida
Pero bueno ¿eso del apego qué tiene que ver con dejar de ser alguien?
Pues básicamente es que ese es el primer y más grave apego que tenemos, el de tratar de perpetuar nuestra identidad, hacer de todo para evitar que muera este personaje que conocemos y nos es ya tan familiar, nos aterra la idea de disolvernos y perder los límites de nuestra piel, lo cual es otro grave problema, porque es la idea central que sostiene nuestra separación, nuestra falsa creencia de que estamos aislados, lo cual además de causarnos dolor al sentir que estamos solos, también nos aparta de la conexión que tenemos con los demás animales, plantas y seres con los que poblamos esta tierra.
El dilema entre ser muy valiosos o no ser nada.
El título de este podcast puede parecer algo muy pesimista o doloroso, eso de dejar de ser alguien nos puede llevar a un lugar de sin sentido donde perdamos el interés incluso por la vida misma, pero no necesariamente se trata de eso, simplemente el asunto es buscar un movimiento entre los dos polos que nos puedan llevar a creernos la cima de la evolución en el universo o del otro extremo, llegar a considerarnos los seres más insignificantes y destructivos
Todos los personajes que somos y dejamos de ser.
Resulta que este señor Nacho Vergara, habla acerca de los personajes que ha tenido la oportunidad de ser durante toda su vida (con lo cual también me sentí identificado y de acuerdo) ya que su planteamiento nos lleva a pensar que no somos un solo personaje, podríamos ser muchos o tal vez ninguno.
Desde hace unos meses, le he dicho a varios amigos que he sentido morir en varias ocasiones durante toda mi vida, transformándome en nuevos seres que poco o nada tienen que ver con el yo anterior que fui. Pero esta idea de Nacho me explotó aún más la cabeza cuando llegué al final del podcast y el empezó a hablar de la diferencia entre la conciencia y el ego, lo cual para mí tuvo mucho sentido y se los quiero compartir con un poco más de detalle a continuación
Un poco sobre la meditación antes de entrar al tema en cuestión
En este podcast, Nacho habla sobre la meditación y esto es algo que vengo haciendo desde hace ya un buen tiempo, muchas veces las personas se me han acercado para preguntarme cómo es que yo medito, varias de ellas me han dicho que se sienten muy frustradas por no poder dejar “la mente en blanco” y claro que las entiendo, porque creo que todos empezamos a meditar con esa idea, pero terminamos casi volviéndonos locos, intentando detener un órgano de nuestro cuerpo, desconociendo que dejar quieto el cerebro así sea por unos segundos, sería igual o aún más peligroso, que dejar quieto un riñón, un pulmón o el intestino, simplemente porque queremos sentarnos un ratito a meditar.
En mi caso personal, meditar se ha tratado más de sentarme simplemente a eso, a observar esa gran máquina de ruido y parloteo que es mi cabeza, simplemente pongo un temporizador y me dedico a respirar observando con atención lo que me trae la imaginación como si fuera una gran pantalla. El temporizador para mí es importante, porque al menos uno de los instrumentos que tiene el ego para distraerme queda resuelto, y es que cuando no pongo el reloj, el mecanismo más poderoso de distracción de la cabeza es ¿ya habré meditado suficiente? ¿Será que abro los ojos un ratico y miro qué hora es? Uf, ya debe haber pasado como más de una hora… a lo mejor a alguien más le ha pasado esto.
Aprendiendo a coger a la mente infraganti.
En este podcast, Nacho hacía énfasis en lo importante que es prestar atención, simplemente eso, de eso se trata meditar, de escuchar esa vocecita que muchas veces nos lleva a enojarnos, insultar, deprimirnos o elegir caminos dolorosos, sin siquiera darnos cuenta qué hay una voz interior llevándonos a hacer cosas que en pocos minutos nos arrepentiremos de hacer y seguramente tendremos que intentar enmendar de inmediato.
Muchas veces la mente nos ha dicho que alguien es un idiota y que debemos gritarle cualquier barbaridad en la cara para que reaccione pero al poco tiempo nos arrepentimos y debemos pedir excusas, en mi caso personal, esto ha sido un regalo valioso de la meditación, saber escuchar esa vocecita que viene a decirme “este idiota se merece una insultada” pero no intentarla callar, simplemente voltear, mirarla, decirle que ya la descubrí y sé cuáles son sus planes, pero con un poco más de calma elegir cuál es la decisión que quiero tomar sin que sea ella la que asuma el control.
TENER MOMENTOS CONSTANTES DE SILENCIO EN LOS QUE LE PONGAMOS EL SPOT DE LUZ A ESTA MENTE Y LE PRESTEMOS ESPECIAL ATENCIÓN A LO QUE NOS DICE (LO CUAL PARA MÍ ES MEDITAR), FACILITA QUE A LA HORA DE VIVIR, ELLA NO VENGA A ARRASTRARNOS DE LA FORMA QUE A ELLA LE DA LA GANA.
La diferencia entre la mente y la conciencia.
Pues bueno, aunque ya les he contado demasiado, la idea no es hacer un resumen tipo colegio del podcast para ustedes, lo ideal sería que lo oigan y me cuenten qué les parece :D… pero ya para terminar con el último fragmento de las palabras de Nacho que quiero resaltar, se trata de la diferencia que el establece entre el ego y la conciencia, básicamente lo que el plantea, es que el ego y la conciencia están hechas de lo mismo, habitan dentro del mismo lugar que es nuestra cabeza, sin embargo, la inteligencia que es un instrumento que debería estar al servicio de nuestra conciencia para evolucionar, termina simplemente tomando el control de todo y actuando al servicio de la identidad y del yo, esta es una idea compleja y filosófica, pero que el resuelve muy bien con la analogía de las naves espaciales de las películas de ciencia ficción en las que el computador central toma el control y se vuelve contra los tripulantes.
Nuestra inteligencia funciona igual, debería ayudarnos a discernir para tomar buenas decisiones y elevar nuestra consciencia, pero termina volviéndose adicta al placer y los estímulos, diciéndonos que llenemos nuestra falta con compulsiones que no resuelven nada y que hagamos cosas para perpetuar la idea de nuestra identidad temporal en este mundo. A lo mejor no podamos dejar de ser alguien mientras habitemos este cuerpo, pero tal vez no haya un lugar de perfección con respecto al ego que debamos alcanzar, la vida no se trata de un destino, sino de un movimiento, en este caso entre el lugar de sentirnos importantes y valiosos pero eventualmente también recordar que no somos nadie.